Compactación del Terreno: ¿Cómo evitarla? ¿Cómo solucionarla?

Especialmente en los últimos cuarenta años, los operadores del sector agrícola han adoptado una serie de recursos para aumentar la producción: fertilizantes químicos, nuevos cultivos especializados (monocultivos y sucesiones únicas) y aperos cada vez más grandes. Si por un lado estos metodos han permitido a las empresas agrícolas obtener cosechas abundantes, por el otro lado han causado problemas significativos relacionados con la compactación del terreno. En este artículo vamos a analizar en detalle de que se trata, cuáles son sus causas, sus consecuencias y de que manera se puede evitar este problema molesto, una verdadera pesadilla para quienes poseen empresas agríolas.

Causas

Un suelo sano está constituido aproximadamente por un 50% de espacios vacios – llamados “poros”-, a través de los cuales filtran el aire y el agua: precisamente el paso de estos elementos permiten el desarrollo de las raices de las plantas y su mayor crecimiento. El término “compactación del terreno” significa la pérdida gradual de la porosidad del suelo, de la cual resulta la reducción de la sustancia orgánica: por causa de la escasez de poros, al aire y al agua le cuesta llegar al subsuelo y la planta se queda desprovista de nutrientes. El problema de la compactación del suelo es significativo: este fenómeno puede generar picos elevados (hasta el 20%) de pérdida de cultivos, con un fuerte impacto financiero para la empresa.

Las causas de la compactación del suelo son muy variadas y pueden clasificarse entre naturales y acción humana. En el primer caso, una reducción en los espacios existentes entre las partículas del suelo podría ser la consecuencia de lluvias particularmente abundantes o de un abultamiento y formación de grietas en el suelo. En cuanto a los factores humanos, nos referimos principalmente al uso de maquinaria muy pesada y a su paso continuo en el suelo para realizar las diversas actividades agrícolas (trituración, arado, paso de gradas, formación de mesas, etc… .

Además de los factores naturales y humanos mencionados anteriormente, existen otros aspectos relacionados con la compresión de los poros del suelo, por ejemplo:

• El tipo de suelo. Un suelo arenoso es normalmente menos susceptible a la compactación que un suelo arcilloso, que se vuelve muy frágil en presencia de humedad;
• La estructura del suelo. Un suelo bien estructurado es rico en agregados estables e impermeables, que se alimentan de los fertilizantes orgánicos y de los residuos de cultivos anteriores, elementos que debilitan el suelo;
• La humedad. Un suelo mojado se vuelve desmenuzable y frágil y, en consecuencia, más inclinado a la compactación, especialmente si se somete a una labranza constante con aperos pesados.
  

Consecuencias

Ya hemos dicho que la compactación del suelo, a largo plazo, puede causar una pérdida sustancial del cultivo. El uso de maquinaria pesada, el paso constante de estos en el suelo y las lluvias abundantes llevan, de hecho, a una reducción de la porosidad y, por lo tanto, a una disminución del crecimiento de las raíces, que no pueden desarrollarse como en un suelo sano. En los casos peores, incluso se produce el fenómeno que se define como “asfixia radical“: sin la filtración de aire y agua en el suelo, las raíces no pueden absorber eficazmente los nutrientes, desarrollan una masa más pequeña y se pudren, causando la muerte de toda la planta.

Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, al agricultor le cuesta trabajo entender de inmediato el problema con que se enfrenta. De hecho, las consecuencias de la compactación del suelo solo se hacen evidentes unos años después del inicio del fenómeno, causando un impacto financiero considerablemente negativo.

De todas formas, mirando detenidamente el suelo, se puede comprender de antemano lo que está pasando. La falta de oxígeno, de hecho, generalmente se presenta con la propagación de olores desagradables y manchas amarillas / azuladas. Además, es aún más evidente que en estas circunstancias el agua apenas penetra en el subsuelo, estancandose en la superficie del suelo (ya hemos profundizado las consecuencias del estancamiento del agua). A estas alturas, incluso la labranza se vuelve cada vez más difícil, requiriendo una mayor tracción y un mayor número de pasos: esto se debe a que se forman terrones pastosos, dentro de los cuales las rejas del arado se llenan de barro.

Para resumir: un suelo que carece de suficientes nutrientes, una labranza difícil y la pérdida de hasta un quinto de la cosecha total son las consecuencias desastrosas de la compactación del terreno: un fenómeno que, si no se controla desde el principio, puede conducir a problemas, financieros y no financieros, de considerable importancia.

Remedios y metodos de prevención

Al igual que por muchos otros problemas, también con respecto a la compactación del terreno, más vale prevenir que curar. De hecho, aunque existen varios recursos para detener el fenómeno, los métodos correctivos nunca son tan efectivos como los de prevención.

Dado que es realmente difícil determinar el estado de compactación del suelo desde el principio, es necesario tomar contramedidas específicas, especialmente durante la fase de labranza, que es muy delicada. Por lo tanto, es oportuno fortalecer el suelo añadiendo sustancias orgánicas, capaces de hacerlo más resistente a la presión de trabajo debida al uso de maquinaria pesada. Además, es esencial mantener controlados los valores de pH. De hecho, debemos recordar que un suelo con pH neutro se vuelve particularmente acogedor para los organismos vivos que contribuyen a la formación de agregados, poderosos aliados contra la compactación.

Como ya hemos dicho, la prevención es la mejor solución para evitar la proliferación del problema de compactación del suelo. En estos casos, una de las prácticas más utilizadas es la reducción de la presión del aire en los neumáticos de las máquinas para la labranza agrícola: de esta manera, las huellas creadas se vuelven más anchas pero menos profundas y se reduce la gravedad de la compactación. Del mismo modo, esta técnica implica un aumento en la capacidad de tracción y, por lo tanto, una presión de trabajo más baja en el suelo.

De todas formas, la mejor solución sigue siendo la de tener maquinaria agrícola específica que permita efectuar una labranza rápida y poco invasiva. Las enterradoras Forigo, por ejemplo, están diseñadas y construidas específicamente para contrarrestar estos fenómenos, asegurando así la máxima productividad del terreno. Estas máquinas agrícolas, de hecho, gracias a equipamientos específicos con un solo paso permiten:

• Labrar el suelo de manera eficaz;

• Enterrar terrones, piedras y residuos de cultivos;
• Crear una estratificación homogénea del suelo, llevando el suelo más fino a la superficie y dejando el más grueso en profundidad, para aumentar el drenaje y la porosidad;
• Reducir significativamente la suela de labranza en profundidad.

Además de todo esto, la enterradora al mismo tiempo puede:

• Formar las mesas de plantación;
• Colocar la cinta de goteo;
• Colocar la película, preparando así el suelo para la fase de acolchado;
• Distribuir fertilizantes.

Los beneficios de usar una máquina agrícola de este tipo son evidentes: la labranza (que, recordemos, es la fase más dolorosa para el suelo) se reduce a un solo paso y, en consecuencia, el suelo no sufre un peso constante sobre sí mismo de un apero de grandes dimensiones. Esto reduce en gran medida el riesgo de que se vuelva frágil y quebradizo y, con el tiempo, pierda parte de su fertilidad.

Dicho esto, la planificación cuidadosa de la labranza agrícola, que tenga en cuenta las características del suelo y una rotación variada, sigue siendo esencial.

Conclusión

En este artículo hemos visto qué es la compactación del suelo, cuáles son sus causas y qué acciones preventivas y correctivas se pueden implementar para alejar sus efectos. Este es un fenómeno que, con la llegada de nuevas tecnologías y nuevos métodos agrícolas para aumentar la producción, se ha extendido cada vez más, a veces causando una pérdida sustancial del cultivo. Por esta razón, es esencial contar con las mejores técnicas y la mejor maquinaria agrícola para minimizar el riesgo de compactación de los terrenos trabajados.

Si aún tiene dudas al respecto o desea recibir más información sobre los métodos para detener este fenómeno, no dude en contactarnos: el equipo de Forigo estará encantado de contestar a sus preguntas y presentarle las mejores soluciones para satisfacer sus necesidades.