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Arado: ¿qué es? Ventajas, desventajas y métodos alternativos
News _ 25 febrero 2020
Durante casi mil años la agrícultura ha desempeñado un papel protagonísta en el ámbito de la labranza de los terrenos agrícolas: revolver los terrones de hecho permite volver a llevar el terreno a su estado inicial y empezar la preparación de la cama de de siembra. Pero, ¿ como funciona en detalle esta técnica, caundo se efectua y que ventajas y desventajas conlleva? ¿En que forma el arado influye en el terreno y en su entorno? En este artículo vamos a descubrir que es el arado, cual es su objetivo y cuales podrían ser métodos alternativos, con vistas a desarrollaar un agrícultura sostenible.
¿Qué es el arado y para qué sirve?
Con la palabra “arado” se entiende aquel proceso que permite apartar terrones horizontales de la superficie del terreno. Luego estos terrones se revuelven y muelen para devolver el terreno a su estado inicial y favorecer el paso de las sustancias orgánicas, garantizando nutrición y espacio al nuevo cultivo.
En general, el arado se efectua después de la cosecha. De hecho el objetivo de este laboreo es la eliminación de las malas hierbas , sobre todo, de los restos del cultivo anterior, empujandolos en profundidad para que no obstaculizen el crecimiento de las futuras nuevas plantas. De esta forma es posible suavizar el terreno y prepararlo progresivamente para recibir el cultivo siguiente.
Los aperos usados para el arado se llaman “arados”, son arrastrados por tractores de potencia elevada y son de reja y vertedera. El arado puede trabajar a diferente profundidad:
- Superficial, de 10 a 20 cm;
- Mediana, de 20 a 40 cm;
- Profunda, de 40 a 60 cm.
El arado se puede efectuar en diferentes épocas del año, aunque los resultados mejores se obtienen en las estaciones intermedias. De hecho, con el arado de otoño se entierran los restos de los cultivos y los abonos orgánicos en el momento en que aumentan las precipitaciones y bajan las temperaturas. En este sentido, una temperatura inferior implica acciones de heladas y deshielo, y luego una rápida rotura de los terrones.
En cuanto a la primavera, en este caso el arado tiene un propósito principalmente de prevención. Se efectua muy poco tiempo antes de la siembra para evitar que los terrones endurezcan por causa de la gradual aparición del sol y del calor.
En verano, al reves, el arado se usa en terrenos arcillosos, que suele tener necesidades particulares (por ejemplo, se vuelve imposible durante las abundantes lluvias típicas del otoño).
¿Cuáles son las ventajas del arado?
Hay varias razones por las cuales, incluso hoy en día, el arado sigue siendo una técnica muy importante para la preparación de la cama de siembra. A continuación vamos a ver las principales ventajas que puede traer este tipo de labranza.
- Se restablece el estado ideal del terreno. Mover los terrones, removerlos y dejar espacio en la superficie para un terreno “nuevo”, que no ha sido trabajado anteriormente de forma intensa por el cultivo, contribuye al nacimiento y al desarrollo de la futura nueva plántula, que logrará encontrar el espacio adecuado para desarrollar sus raices en el terreno;
- El nuevo terreno es resistente al agua y rico en oxígeno. Con el arado, el suelo se renueva: en consecuencia, aumenta su porosidad, que es esencial para garantizar el paso del agua, del oxígeno y de otras sustancias orgánicas. Además, los residuos del cultivo anterior, que se introducen en profundidad con el arado, se convierten en una fuente de alimento para la nueva plántula;
- Existe un estricto control sobre las mala hierbas. Mover el suelo también significa destruir las malezas y reducir la actividad de los parásitos animales que impiden o dificultan el crecimiento exuberante del cultivo.
¿Cuáles son las desventajas del arado?
Con la innovación tecnológica, el arado se ha convertido cada vez más en un tema de discusión por parte de los agrónomos y los administradores de las empresas agrícolas. Esta técnica, de hecho, también trae consigo varias desventajas, que a veces chocan con una concepción, más actual que nunca, de la eco-sostenibilidad. Estas son las principales desventajas del arado:
- Se causan daños a la microflora existente en el suelo. El suelo está poblado por microorganismos que tienen necesidades diferentes, dependiendo de la capa en la que se encuentran: en la superfiecie viven principalmente microorganismos aerobios, que necesitan mucho oxígeno para sobrevivir; al profundizar, se encuentran bacterias y hongos anaerobios, que sufren el contacto con el aire. Está claro que remover el suelo significa actuar sobre el delicado equilibrio de la microflora: con el tiempo, esto causa daños significativos, que se traducen en una pérdida progresiva de la fertilidad del suelo;
- Creación de la costra de labranza. El considerable peso del arado aplasta el suelo y crea una capa, llamada “costra de trabajo”, que, a largo plazo, se vuelve más y más profunda. Esta capa no permite el paso del agua y del aire y dificulta el desarrollo del sistema radicular de las nuevas plántulas, provocando progresivamente la pérdida de fertilidad en el suelo.
- Aumento en el número de pasos de labranza. El arado deja macro-terrones en la superficie del suelo. Por esta razón, posteriormente será necesario efectuar labranzas complementarias para obtener una preparación óptima de la cama de siembra para “picar” los terrones y hacerlos desmenuzables, adecuados para el nuevo cultivo. Esto implica una ralentización en las operaciones y, en consecuencia, un aumento en los costos;
- Mayor consumo energético y económico. Las labranzas complementarias implican mayores costos de combustible, con un mayor impacto en el medio ambiente. Además, los arados requieren una gran fuerza de tracción y, en consecuencia, tractores específicos, que también pueden alcanzar costos elevados.
¿Cuáles son los métodos alternativos al arado?
Especialmente mirando a una “agricultura sostenible”, a lo largo del tiempo se han ideado métodos alternativos al arado cuyo objetivo principal es evitar profundizar donde no sea necesario, limitando en consecuencia el uso intensivo de combustibles contaminantes.
El primero de estos métodos se refiere a lo que se llama “siembra en terreno no trabajado” o “siembra directa” (sod seeding en inglés). Es ampliamente utilizada en el campo de los cultivos de cereales y consiste en sembrar en tierras aún cubiertas por los residuos vegetales del cultivo anterior o por los llamados “cultivos de cobertura”. De esta manera, se eliminan varias etapas de labranza mecánica, y aumenta la fertilidad natural del suelo.
Otra técnica alternativa al arado es relativa a la mínima labranza del terreno, que se efectua mediante máquinas enterradoras. Dichos aperos trabajan a una profundidad inferior con respecto al arado, influyendo menos en el suelo. Además, las enterradoras están diseñadas expresamente para obtener una preparación optimal de la cama de plantación desde el primer paso, sin tener que efectuar labranzas complementarias e incurrir en gastos adicionales.
En particular, las enterradoras fabricadas por Forigo Roter Italia entierran los restos del cultivo anterior, las piedras y los cultivos de cobertura dejando, al mismo tiempo, una capa de terreno más fino en la superficie. Prácticamente, después del paso del las enterradoras el suelo no sigue siendo dividido en macro-terrones, sino que se encuetra ya bien desmenuzado en una granulometría ordenada y, por lo tanto, listo para recibir la nueva plántula.
El nuevo terreno tendrá todos los beneficios de los terrenos trabajado con el arado: se encontrará muy bien estructurado y perfectamente impermeable y garantizará el equilibrio de la biodiversidad viviente en su interior. Además, trabajando en la superficie, las enterradoras alejarán los riesgos de creación de la costra de labranza, manteniendo el terreno fértil con el tiempo. Todo esto sin requerir gastos de combustible elevados y garantizando una reducción del impacto en el medio ambiente.
Conclusión
El arado sigue siendo una de las técnicas de procesamiento agrícola más utilizadas en la actualidad. Sin embargo, aparece como una moneda de dos caras: por un lado, trabajar en profundidad garantiza un mayor control sobre las malezas y la restauración de la estructura ideal del suelo en vista de la siembra posterior. Por otro lado, el uso de tractores con una fuerza de tracción mayor de lo normal lleva a un aumento en los costos de maquinaria y combustibles, así como a un desequilibrio de la biodiversidad existente en el suelo.
Precisamente para superar las desventajas del arado se han diseñado técnicas alternativas: entre las principales podemos encontrar la siembra directa y labranza mínima mediante las máquinas enterradoras.
Esperamos que este artículo haya sido útil para su negocio. ¿Necesita más información sobre el arado? No dude en contactarnos: el equipo de Forigo Roter Italia estará a su disposición para aclarar todas sus dudas.
División de Investigación y Desarrollo de Forigo Roteritalia. Equipo de expertos dedicados al estudio y análisis de las principales técnicas agrícolas y hortícolas utilizadas en la actualidad. El conocimiento combinado con la experiencia son el punto de partida para la mejora continua en un escenario de innovación y desarrollo tecnológico.